La leyenda del Tesoro y El Mural (de Siqueiros)

Una muy adulta y la otra infantil. Ambas, extraordinarias coproducciones del Cine Mexicano


México está pasando por un momento de leyenda en el Cine.

Solo asi se puede explicar el estreno simultáneo de dos cintas de géneros casi inexplorados por la industria nacional,  una de aventuras infantiles y la otra que retrata a uno de los personajes más interesantes del arte mexicano, en este caso David Alfaro Siqueiros.

La primera es mexicana con un un actor protagonista extranjero, John Rish Davies, la segunda es más argentina que mexicana; pero el protagonista  es uno de los actores mexicanos más conocidos de los últimos 20 años, Bruno Bichir.

En la infantil, también hay un Bichir, pero este es José Ángel e interpreta al Deik, un malandro que hace negocio asaltando a niños de una escuela pública.

Pero vayamos por partes.

Lo único que le reprocharíamos a La Leyenda del Tesoro es que haga pasar el Museo Interactivo de Economía ubicado en la calle de Tacuba de la Ciudad de México, como el Museo de la Independencia, en Guanajuato. Fuera de eso es una perfecta película infantil, con niños que son verdaderos protagonistas y verdaderos actores, no como los de Televisa y su espectáculo de "pequeños gigantes".

Es una película de acción constante y creible, que rescata elementos reales de la historia de México, con persecuciones entretenidas, luchadores enmascarados, fantasmas, amor adolescente y un niño sabiondo que se ha aprehendido las lecciones más útiles de la wikipedia, sin descuidar la tecnología.

Es una película que retrata la fotogenia del centro histórico de la Ciudad de México y el de Guanajuato, los problemas reales de los niños descuidados por padres que trabajan, con la frescura que en su momento tuvo Temporada de Patos, pero mucho más movida.

Hay también mensajes sobre el crímen que no paga, sobre el valor de la solidaridad y de la familia y muchas cosas más. Claro que es muy difícil que una sola película cambie los valores de las rosas de guadalupe, shows seudoreligiosos y seudoconflictos familiares que tanto le gustan a los productores del duopolio; pero por algo se empieza.

La Leyenda del Tesoro no le tuvo miedo al nombre que ya uso Disney para La Leyenda del Tesoro Perdido, pero es igualmente entretenida con la ventaja de que en la mexicana los actores son de la misma edad que los espectadores para los que está pensada.

La Leyenda del Tesoro es una película de calidad exportación. Idónea para  el mercado latinoamericano y que podría gustar también a los estadounidenses pues no palidece ante produciones ochenteras como Los Goonies.

Mejor que muchas de las cintas estadunidenses con adolescentes bobas que cantan con cualquier pretexto, La Leyenda del Tesoro está dirigida a un publico no solo de adolescentes, sino de niños desde los 7 años, a quienes se las recomendamos ampliamente, igual que a sus papás o a sus tíos.

En esta época de linternas verdes y capitanes américa, cargadas de ideología sobre el super hombre estadounidense y ajenas a quienes no son  fanáticos de las historietas de Marvel o DC COMICS, si tiene la oportuinidad de elegir, ya sea como padre o como tío, no dude por optar por la mexicana. No será cuestión solo de economía, nacionalismo o de apoyar lo que el país produce, es porque artística y humanísticamente es la que mejor conviene.

La leyenda del Tesoro
Entre tanto el tono de político de los setentas que adopta Bruno Bichir para interpretar a David Alfaro Siqueios, podría parecer exagerado si no supiéramos que de verdad el muralista mexicano era un ser intenso, tanto como para haber atentado contra León Trotsky o pelear con los republicanos en la Guerra Civil Española.

El Mural (de Siqueiros en la promoción  mexicana) es una producción con la que Argentina celebra el bicentenario de su independencia. Es el retrato de una época completa y no solo la que corresponde en modo y circunstancia a la sociedad sudamericana.

Natalio Botana, como Hearst en Estados Unidos, era un hombre tremendamente rico pero de convicciones sociales razón por la cual llegó a vender un períódico por cada 10 habitantes de la Argentina.

Por su parte Siqueiros, como Diego Rivera para Rockefeller, decidieron pintar para hombres extemadamente ricos, contradiciendo el espiritu de los muralistas comunisras,  pues sendas obras fueron condenadas a no ser vistas.

Es además un filme que acompaña el verdadero rescate del mural, manera en la que la doctora Cristina Fernández de Kishner, presidenta de Argentina,  celebró sus fiestas patrias y no con una estúpida estela construida con materiales importados, como ocurrió en México.

El Mural dirigida por Héctor Oliveira es una película musical y fotográficamente hiperestética, con personajes bien complejos, entre los que figuran el mujeriego de Pablo Neruda y una periodista llamada Salvadora.

En ambas películas hay que rescatar el trabajo musical grabado y encomendado a estudios mexicanos.

Estamos de plácemenes, en este país en el que hay muy pocas cosas que celebrar, dos películas con géneros casi inéditos para el cine mexicano, fueron puestas en cartelera, casi en forma simultánea, en la segunda semana de agosto de 2011 (Ramsés Ancira)

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