La Mujer de Todos


La clásica historia de una mujer que es tanto víctima como beneficiaria de su belleza, con la ventaja de que esta vez la cuenta uno de los mejores directores en la historia del Cine Mexicano, Julio Bracho, con la ayuda de uno de los escritores más reconocidos de México en la primera mitad del Siglo XX: Xavier Villaurutia.
Mauricio Magdaleno en el guión, Alex Philips en la fotografía y Alfredo Ripstein y Gregorio Wallerstein en la producción, todos ellos nombres bien conocidos en la cinematografía nacional, explican porque esta cinta es clásica entre las clásicas. Si le agregamos que la que iba a convertirse en la máxima diva del Siglo XX se dejó dirigir por Bracho, de manera que la podamos ver dulce, apasionada, sensual, tierna, aburrida, divertida, subyugante y sexy, podemos entender también como empezó a forjarse la leyenda de María Félix.
Ambientada a principios del Siglo XX, durante la presidencia de Francisco I. Madero, en el interludio entre el inicio de la Revolución y la traición de Huerta, los autores no utilizaron mucho el telón histórico aunque sí nos regalan escenas de un casino militar, de fastuosas residencias casi imperiales y no escatimaron en vestidos de gala que nos ayudaron a apreciar las formas suntuosas de María Félix y a entender que María Romano, su personaje, no resultaba en absoluto barato para quien quisiera la exclusividad de su compañía.
Ligeramente basada en La Dama de las Camelias, esta vez la heroína no será víctima de la tuberculosis, pero sí de una sociedad a la que será difícil entender que una mujer como ella sea capaz de enamorarse.
Armando Calvo y Alberto Galán, complementan el reparto como dos fraternales militares, la guapa Gloria Lynch como la esposa que no da pero sí quita y Patricia Mora, la joven de sociedad que no puede ofrecer los placeres de la menos prejuiciada protagonista.
Voces en off mientras vemos las vías de tren que nos anuncian el trayecto desde Veracruz a Paseo de la Reforma, con todo y banco de niebla por Jalapa, así como los detalles de un gimnasio militar, son los toques extraodinarios y definitorios de esta elegante película filmada en 1946 y estrenada ese mismo año en el Cine Chapultepec, donde iba a colocarse la Torre Mayor, la más alta de México al iniciar el Siglo XXI.
En el reparto también hay una efímera pero definitioria participación de quien sería el mayor admirador de María Félix, Ernesto Alonso.
Personalmente lo que más le agradezco a los autores de La Mujer de Todos es contarnos un melodrama con tanta elegancia, lo mismo por los decorados que por la música clásica que complementa la partitura de Raúl Lavista y el vestuario de Armando Valdes Peza.
Si es coleccionista de películas clásicas o se encuentra que la exhiben en alguno de los canales de cine mexicano que transmiten en Estados Unidos, no pierda la oportunidad. La clasificación de La Mujer de Todos entra en la categoría "A ver sin falta"

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