Sidney Pollack, In Memoriam. Clásicos en DVD

Por Ramsés Ancira




A Isabel, por revivir la ilusión y encarnarla


Como actor Sidney Pollack tenía la virtud de caer bien, no porque fuera gracioso, sino más bien por su naturalidad y franqueza, incluso cuando lo encuentran en una situación muy inconveniente en Eyes Wide Shut (Ojos Bien Cerrados).

Como director, Pollack empieza sus grandes trabajos en las series de televisión El Fugitivo, La Hora de Alfred Hitchcock y Ben Casey, de los cuales dirige varios capítulos; pero en cine se revela entre los grandes a partir de ¿Acaso no matan a los caballos? They Shoot Horses, Don't They?, basada en la novela negra de de Horace Mc Coy.


Esto hace pensar que la gran virtud de Pollack es haber filmado con maestría acerca de parejas que se aman genuinamente y sin embargo enfrentan problemas que los superan: la miseria, en ésta que se intituló en Venezuela El Baile Interminable y en México, Baile de ilusiones (Jane Fonda, Michel Sarrazin, Bruce Dern, 1969); las clases sociales, las diferencias ideológicas y culturales en mi gran favorita Nuestros Años Felices, The Way we Were (Robert Redford, Barbra Streisand, 1973); la inconveniencia de mostrar la identidad verdadera y el miedo al desempleo en Tootsie (Con un un excepcional Dustin Hoffman y Jessica Lange, 1982); y la incompatibilidad de la libertad y los lazos del amor en Africa Mía (Meryl Streep, Robert Redford, 1985).


Havana y Sabrina son otros dos ejemplos que complementan perfectamente la especialización de Pollack en dramas románticos, el primero por el contexto político de la Revolución Cubana y el segundo muevamente por la diferencia de clases, aunque en este último caso se trata de la re filmación de una película de Billy Wilder, originalmente rodada en 1954, lo que molestó a muchos críticos cuyos artículos atacan a Sidney acusándolo de hacer un producto meramente comercial para favorecerse de la popularidad de Harrison Ford.


Hay muchas otras películas de Pollack como Los 3 Días del Condor (1975) Ausencia de Malicia (1981) y La Interprete (2005) que dan cuenta de las preocupaciones sociales de Pollack, pero sin duda son los conflictos sentimentales los que dan identidad a su cinematografìa y Random Hearst (Juegos del Destino, 1999) es otro relevante ejemplo.


Baste mencionar que la trama va en torno a una pareja de viudos que se conoce y enamora a partir del descubrimiento del engaño de sus extintos cónyuges.


Sidney Pollack hijo de una pareja de inmigrantes ruso-judios que se divorciaron, quedó huérfano por el alcoholismo de su madre, quien no pudo superar la separación de su marido, por cierto, un musculoso y bien parecido boxeador.


Steven Pollack, uno de los tres hijos de Sidney, murió en un accidente similar al que le costó la vida al protagonista masculino de Africa Mía.
Sidney Pollack estuvo nominado al Oscar en 1970 por Baile de Ilusiones, en 1982 por Tootsie y en el último año de su vida, 2008, por Michael Clayton, que no fue la mejor película del año, aunque le permitio ganar el premio a Tilda Swinton como mejor actriz de reparto.
Como director, en cambio si recibió el Oscar por Africa Mía; el Donatello de Italia, por esa misma cinta en la categoría de Miglior Film Straniero y mención honorífica en el Festival Internacional de Berlín por Ausencia de Malicia (1981)

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