Utopía en 4 Movimientos, de lo mejor en Ambulante 2012

Por Axel Ancira


Considerado uno de los platos fuertes del gran banquete que está resultando Ambulante, se presentó en el Centro Nacional de las Artes el documental en vivo Utopía en cuatro movimientos de Sam Green y David Cerf. El filme resultaba muy esperado por varias razones, por ejemplo que el propio festival retoma el tema de la utopía para caracterizar a toda la selección, pero, principalmente, porque se trata como hemos dicho de un documental en vivo, y este aspecto es cuando menos desconcertante. ¿A qué se refiere?
En Utopía no estamos ante una obra cerrada o terminada; los elementos están dispuestos y se integran en el momento en que coinciden con el público. El director es el narrador cuyo guion repite de memoria con una sincronización sorprendente, máxime en casos como éste, en que la proyección requería subtitulaje. El único pero es que ocurre, como siempre en estos casos, que se puede leer más rápido que la velocidad de la pronunciación, y alguna vez la audiencia reía de algún chiste que todavía no era contado. Del otro lado de la pantalla, la banda The Quávers musicaliza en vivo la pieza, que en cada presentación cambia ligeramente. La música no está escrita, sino que es una interpretación espontánea,  que se da cada vez que Utopía es presentada.

La comunión de estos dos elementos nos permite tomar conciencia de los aspectos  comunes detrás de la pantalla,  que en esta ocasión podemos presenciar directamente, lo cual  contribuye a que la obra que vemos se contemple no como una pieza perfecta, sino como esfuerzo humano que no deja de lado su parcialidad y subjetividad.

El resultado se aproxima bastante a los principios del cine- clubis los cuales  plantean que es sólo en colectividad y con el diálogo, como puede aprovecharse el impulso emotivo de una pieza y transformarse en toma de conciencia.

Utopía en cuatro movimientos no utiliza únicamente el "performance" .  Nace de la inspiración que una conferencia sobre Tomás Moro provoca en los espectadores, lo que hace que varios de ellos pongan este nombre (Tomás Moro) a sus hijos. ¿Este impuso anecdótico tendría que ver con nuestros tiempos? Para Sam Green y David Cerf no basta con aceptar ciegamente el juicio lapidario que nos coloca en la etapa postutópica, así que comienzan su búsqueda a través de los movimientos aparemtemete derrotados del siglo XX.
Los cuatro movimientos son musicales a la vez que históricos. Es la idea de crear un mundo en donde todos tengan un mismo idioma, sin obviar que el idioma franco es el del poder económico; es la historia del socialismo cubano y una norteamericana que encuentra en el exilio una nueva forma de vida. Es la historia de los centros comerciales en EEUU y China, pero vistos desde la ironía del movimiento de imágenes rítmicamente dispuestas para mostrar sus propias paradojas.
Es la historia de las madres que buscan a sus hijos con la última tecnología forense. Los directores rematan al decirnos que no basta una intepretación, el deseo de enterrar a nuestros propios muertos es la más lúgubre de nuestras utopías, pero no por ello menos necesaria, menos urgente.
Utopía en cuatro movimientos tiene suficientes méritos para poder disfrutarla sin reparar demasiado en sus limitaciones como la falta de una coherencia argumental, o el caer en cierto didactismo maniqueo, que lejos de ser un aliciente a la transformación, queda como gesto de una desconfianza hacia el público… pero no deberíamos tomarnos muy en serio este aspecto, si recordamos el país de su procedencia.
Al final, tal vez no se proponga ninguna solución… eso no es lo importante, Utopía al menos nos advierte que hay otros mundos posibles y ayuda a imaginarlos. Una flecha hacia la izquierda apunta hacia Utopía.

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Quiénes son los clientes de la industria del cine?

Una Última y nos Vamos

Las películas de Juan Gabriel