Astucia

A medio camino entre la época de oro del cine mexicano y su re valoración en la novena década del siglo XX, se produjo Astucia, una película insuficientemente conocida, basada en la novela de Luis G. Inclán, del mismo nombre, y quizá la única de aventuras de charros en la historia de la literatura mexicana.

De hecho el nombre alternativo de la novela,  Los Charros Contrabandistas de la Ramanos da alguna información sobre el contenido del argumento. Y es que en tiempos de Antonio López de Santa Ana se concedió el monopolio del tabaco en rama a unos consentidos del gobierno en turno,  llamados estanqueros, y como a toda ley que privatiza en unos cuantos las utilidades del mercado, se le corresponde con una actividad ilícita, los jinetes mexicanos del Siglo XIX también le vieron oportunidades para un negocio libre, sin horarios de oficina ni jefes antipáticos, además de bien redituado.

Dirigida por Mario Hernández, director de cabecera de Antonio Aguilar, y un buen artífice para películas que no se realizan en la comodidad de un estudio cerrado, la película sigue un guión de Xavier Robles, justa y oportunamente premiado, pues  son notablemente escasas las oportunidades que nos da el cine mexicano ya no solo de atisbar pasajes de nuestra historia, sino siquiera del campo,  y de otras culturas en nuestro propio país. 

Antonio Aguilar a cuyas producciones cinematográficas también le debemos un poco del conocimiento de la historia que nos han aportado algunas películas mexicanas, solo tiene una breve participación y se limita a darle la alternativa a su junior del mismo nombre.

Ignacio López Tarso y Jorge Martínez de Hoyos dieron el soporte a un reparto mayoritariamente integrado por jóvenes, entre los cuales  destacó posteriormente  Demian Bichir.

Aguilar Jr no desarrolló el carisma que tanta falta nos hace en el cine mexicano para conocer historias campiranas que  permitan conocer la vida rural del país,  y es una lástima, porque las pocas incursiones que hacen los cineastas a los estados generalmente son para contar historias de narotráfico.

Escribió el investigador cinematógráfico Rafael Aviña: Aguilar se convirtió en uno de los actores que más personajes históricos y populares ha representado y ha dado al cine algunos verdaderos clásicos como Los hermanos del Hierro o Emiliano Zapata.

Ese amor por lo mexicano, es notable en Astucia, donde Aguilar solo aparece unos segundos a cuadro. Luego le escucharemos decir en off una frase que va a ser esencial en el desarrollo de la trama de folletin, precursora de la historieta "Con astucia y reflexión se aprovecha la ocasión" y cantar un corrido de época.

No hay pues en este filme de 1986 ni canciones populares ni actores o actrices jóvenes que hayan logrado mucha popularidad lo que es una lástima porque bien podría estar en una lista de los 50 mejores filmes mexicanos de la historia tanto por la importancia de la novela en la que se basó el guión de Xavier Robles, como por la recreación de época y el aprovechamiento de paisajes naturales.

Es también notable porque desarrolla una historia a partir de un héroe ficticio de la independencia, Don Juan Cabello que nos puede dar idea de como se desarrolló la clase media del país a partir de la economía, la constancia y asiduo trabajo que "le proporcionaban lo suficiente con que medianamente mantener a su familia, siendo  muy querido y respetado por los vecinos"

Aunque el guión es estupendo, sería imposible recoger todos los detalles de la novela, pero hay un dato interesante y es que don Juan Cabello se vuelve incapaz de darle una buena educación a su hijo Lorenzo, a quien ya apodan Lencho el Perverso así que se lo confía a un jesuita al que le llega a tener tal afecto como a un segundo padre.

Como buena novela histórica, este alzado nos puede dar  pistas sobre acontecimientos más recientes,  como  Marcos y el levantamiento zapatista, 


Pero como este es un cuaderno cinematográfico y no literario, deseamos a los cinéfilos que puedan ver la cinta cuando tenga a bien Televisa transmitirla en su canal de Cine Mexicano ya que fácil de encontrar no es. 

Mario Hernández, el director, tal vez haya sido opacado por la carrera cinematográfica de Antonio Aguilar, uno de sus patrocinadores y hombres de más confianza pero ver su filmografía, entre la que destaca Zapata en Chinameca, puede ser importante para quienes deseen conocer de lo poco digno que se ha hecho en el cine nacional fuera de los escenarios urbanos.

Mas cine como Astucia, podría ser indispensable para entusiasmarnos más con nuestra historia e integrarnos mejor entre mexicanos, sin importar que dos millones de kilómetros cuadrados puedan mantenernos separados de extremo a extremo en nuestro país

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