Cloud Atlas, El Atlas de las Nubes

Por Ramsés Ancira

Prólogo prescindible

En 30 años de aficionado al cine no me  había ocurrido algo parecido: que la película que me interesaba estuviera desaparecida de casi todos los cines de la Ciudad de México y que el único en el que se exhibía tuviera un sola función, a veces muy temprano y otras demasiado tarde como para encontrar transporte público a la salida.

Entonces ver Cloud Atlas requería de esfuerzos  particulares para no quedarse con el apetito cinematográfico. Una vez vencidos los obstáculos pudimos elegir los mejores asientos en una sala vacía, creíamos que íbamos a ser los únicos espectadores; nos equivocamos, pronto la sala del complejo de avenida Cuauhtemoc estaba casi llena.

Si nos ponemos un poco paranoicos y conspiracionistas podríamos pensar que la película se proyectaba solo "por no dejar". ¿Por qué no encabeza las listas de los principales premios de cine? "Los miembros de la academia de artes y ciencias cinematográficas de Hollywood se volvieron todos estúpidos a la vez", "¿la CIA los compró a todos para reivindicar que no solo tiene matones, sino también inteligencia como intentan comprobarlo en Argo?".  Fueron algunas reflexiones y palabras escuchadas en el cine al final de la película. Literalmente al final porque el efecto de la cinta fue tan fuerte que la mayoría de los espectadores quedaron con interés de ver los créditos. 

Introducción

En la historia de la humanidad hay una clara definición Darwinista: Los fuertes se alimentan de los débiles y esto no puede ser de otra manera. Esta es la definición de la derecha

En el otro extremo: Todas las reglas deben ser rotas. La inteligencia es la única manera de romper la homogeneidad. La fuerza para someter es un talento de la derecha, la capacidad para terminar con todo sometimiento es la máxima virtud de la izquierda.

Tom Hanks, Hale Berry y Susan Sarandon

Estas líneas de pensamiento podrían ser los dos ejes de las historias que ocurren en el sur del océano pacífico en 1849; en Cambridge, Inglaterra en 1936;  en San Francisco, California en 1973; en algun lugar de Inglaterra, en Nuevo Seúl, Corea en el 2144 y en algun lugar de Hawai, en el año 2321, 106 años después de un apocalipsis en el que los terrestres quedaron aun más desprotegidos que en la tierra aun motorizada de Mad Max (George Miller, 1979, protagonizada por Mel Gibson).

Génesis

Para la trivia: la actriz de orígen judío Natalie Portman filmaba V una de las películas más provocadoras  y luego símbolo de los movimientos en resistencia en gran parte del planeta, cuando decidió regalarle a uno de sus directores, los hermanos Wachowsky, la novela de David Mitchell, un escritor inglés casado con una japonesa.

Laurence Wachowsky adaptó la novela al cine. Es interesante que un atentado cometido dentro de la trama de una de las historias (El primer misterio de Luisa Rey) sea explicado al público por las compañías petroleras como un acto de la Organización para la Liberación de Palestina cuando en realidad lo que se busca es que no se pierda el negocio de las petroleras, temerosas de ser desplazadas por la energía nuclear bien aprovechada.

Y es interesante porque no deja de tener su justicia poética el que sea una bella y aclamada actriz judía la que con un gesto de amistad dio origen a esta película en la que tangencialmente se ataca a quienes desde la paranoia, cada vez que son señalados de practicar el aparheid se defienden con el doloroso grito de antisemitas.

Nudo y desenlace

Y con esto podemos, sin contarla resumir la experiencia que deja Cloud Atlas en 170 minutos de desarrollo en pantalla, la sensación de que como en el Efecto Mariposa (Eric Bress 2004) todo acto bueno o malo tiene consecuencias. La diferencia con Efecto Mariposa o Quantum Leap es que según esta película, ese acto de bondad no solo va a repercutir por tanto tiempo como dure la vida de una persona sino a lo largo de 572 años, que es la diferencia en el tiempo transcurrido desde que empieza la historia en el oceano pacífico sur y el inicio de la que empieza en Hawai y termina en algun planeta donde solo el color azul distingue a la tierra del resto de los astros. 

Cloud Atlas tiene dos referencias concretas a Cuando el Destino nos Alcance (Soylent Green, de Richard Fleischer. 1973) pero también a un cuento de Isaac Asimov sobre un restaurante  donde se vende comida rápida atendido por autómatas. Concepto que tiene  referentes en la vida real actual en restaurantes japoneses.

Japonesa es también la esposa del escritor David Mitchell, pero no lo es Xun Zhow, otra de las protagonistas junto con Tom Hanks, Halle Berry, Hugo Weaving, Susan Sarandon  y Hugh Grant. No Xun, ella  es nacida en china, aunque la historia de los clones se desarrolle en Nueva Seúl, Korea.

Mitchell conoció a su esposa en Hiroshima, la ciudad marcada por el primer bombardeo atómico en el que los civiles fueron usados como blanco sin necesidad de excusas sobre víctimas colaterales. 

Mitchell no había recibido el premio Nóbel cuando se presentó esta película basada en su obra. Lo merece

"Que bonito final" escucho decir a uno de los espectadores al final de la proyección. Cloud Atlas puede no haberse estrenado en el mejor momento para competir por los globos de oro, los oscares y los principales premios de las asociaciones de los críticos. Eso es la vida real.

Pero si una película nos divierte, nos hace pensar, nos emociona, nos hermana y además tiene un final feliz, debemos congratularnos. Desde Chaplin y El Gran Dictador ese es el cine que nos honra, nos conviene y que persiste en la historia. Cloud Atlas es ese tipo de cine. Los 100 millones de dólares que costó realizarla como una película independiente, rendirán mucho mejor fruto que el que pudieran haber producido en cualquier banco transnacional.