Erase una vez en Anatolia, Bir zamanlar Anadolu'da

Ven y Mira del Elen Klimov es el título de una película en especial, pero para este autor las palabras que lo integran podrían ser un género cinematográfico en si mismo.

El cine, decía otro autor cuyo nombre no puedo encontrar, esencialmente es un ojo que mira y no un pensamiento que articula.

Hay coincidencia en que los primeros 50 minutos de esta película turca ganadora de los grandes premios de jurado, tanto en Cannes, como en el festival cinematográfico Asia-Pacífico, pueden ser desesperantemente lentos. El País, por ejemplo, la consideró innecesariamente cansada y pedante. 

No es el caso de este reseñador. Nury Bilge Ceylan, desde el título mismo de la cinta parece hacernos una invitación. Oye ven, siéntate tranquilo porque te voy a contar una historia. ¿Sabes? en la vida real no hay principios ni finales. ¡Claro! todos nacemos y morimos algún día,  eso es cierto, pero ni entonces se acaba todo porque siempre tocamos, para bien o para mal, las vidas de otros y nuestra existencia. marcará la forma en que otros se han de comportar. Mira, por ejemplo, si un médico encuentra tierra en los pulmones de un muerto. ¿Tiene caso reportarlo? Se puede cambiar algo cuando ya las cosas no tienen remedio?


La melancolía es el tono general de la película. Es esencialmente una historia contada por un fotógrafo. El quiere que la historia esté resuelta con imágenes. La cámara solo ve lo que le ponen enfrente. No le van a resolver al espectador sus dudas, quizá le presenten algunas claves, pero cada quien será responsable de sus propias conclusiones.

Un crimen, salvo en México donde se ha convertido en un deporte ante la ineficacia y ausencia de gobierno, siempre tiene un origen pasional.

Cherchez la femme es la norma básica de la investigación policiaca. Donde encuentres una lata de gusanos - dice uno de los personajes protagónicos de Erase una vez en Anatolia- siempre vas a hallar a una mujer.

Las mujeres en esta cinta, son personajes anecdóticos. Rigen la vida del médico divorciado, del fiscal de distrito, del comisario que se esfuerza por dejar de fumar. Su ausencia es presencia.

En este microcosmos donde también participan militares obsesionados por el orden y las medidas, la observación del reglamento y la disciplina en todo momento hay un vacío tangible, el  ocasionado por la ausencia femenina. Su breve aparición, así sea solo como una mención o una imagen lejana es el oasis en el desierto del hombre solo. Es el calor y el olor del pan, irresistible aun para el que ya está saciado, como nos lo revela el personaje de el Árabe

Entre tanta melancolía y paisajes bucólicos se asoma el humor negro. ¿De que otra manera puede resolverse la tensión en una escena del crimen?

Erase una Vez en Anatolia se ha presentado en México gracias a la Muestra Internacional de Cine y se ha recuperado en funciones de las salas estelares de la Cineteca Nacional.

Recomendable para espectadores que gusten por ejemplo del cine plástico en escenarios abiertos  de Theo Angelopolus.

Nominada a un total de 11 premios, de los cuales ganó ocho, entre ellos el de mejor director, concedido por la Asociación de Críticos de Dublin,  y otro especial por "su misterio visual y la exploración de la oscuridad en el alma humana" Erase una vez en Anatolia de Nuri Bilge Ceylan, es sin duda una película altamente recomendable.

Muhammet Urzunet, Yilmaz Erdogan y Taner Birsel, quienes interpretan al doctor, el fiscal y el comisario, en esta cinta de viaje, misterio, humor negro y exploración del alma humana (por cierto muy al estilo de Chejov, cuyas frases son mencionadas constantemente) son tres actores conmovedores, extraodinariamente dirigidos. Sus nombres serán poco recordados por los espectadores occidentales, pero al menos que en este espacio queden plasmados, como modesto reconocimiento por su participación en una historia que quedará indeleble en el alma de los espectadores que tuvimos la suerte de saber lo que pasó una vez en Anatolia. 

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