Gravedad, Gravity

Una obra maestra.

Puede que no todos los espectadores la consideren así y habrá quien se canse de tanta acción ininterrumpida o se maree con los 91 minutos de movimiento continuo, pero el argumento, la fotografía y las actuaciones han disparado "de golpe y porrazo" a Gravedad al lugar 41 entre las mejores películas de la historia, y sin duda alguna al puesto número uno de todas las películas mexicanas en la lista  de la prestigiada Internet Movies Data Base.

Enormes son los valores de Gravedad y para este reportero marcan un hito en la historia del cine.

Uno de ellos el valor de la familia. Alfonso Cuarón pone todo su prestigio al servicio del arquitecto, y egresado de la carrera de letras inglesas Jonás Cuarón, su hijo, para una película de ciencia ficción en la que de paso se habla de las constelaciones familiares y de la fuerza de gravedad que nos acerca y aleja de otros seres humanos.

La fotografía de Emmanuel Lubezky no solo es de una enorme belleza estética, sino que aporta una enorme contribución tecnológica para un cine en el que no hay un momento estático, no al menos en los primeros 88 minutos.

Este es uno de los aspectos fundamentales de la película de los Cuarón-Lubezky: el cine es fundamentalmente movimiento, no fotografía y en Gravedad no hay tiempos muertos, todo es acción continua.

Una obra maestra no se produce por generación espontánea. Lubezky y Cuarón han trabajado juntos desde 1991 cuando realizaron la innovadora Sólo con tu Pareja, que vino a revitalizar el cine mexicano.

Casi de inmediato Cuarón se internacionalizó al dirigir capítulos de la serie de televisión "Fallen Angels". Ángeles Caídos,  donde compartió créditos con  Tom Cruise y  Steven Soderbergh (antes había hecho en México Hora Marcada, una escuela de la que también proviene Guillermo del Toro).

Cuaron y Lubezky hacen nuevamente mancuerna en La Princesita y obtienen dos nominaciones al Oscar en 1995; en 1998 vuelven a trabajar juntos en Grandes Esperanzas, basada en la novela de Charles Dickens con la cual  Cuarón es nominado por su sorprendente aportación al cine de Hollywood, como  director latino.

Al llegar 2001, Cuarón y Lubezky hacen en México Y tu Mamá También, con lo que impulsan al firmamento cinematográfico a Diego Luna y Gael García Bernal, quienes no solo habrían de convertirse en actores internacionales, sino promotores del cine mexicano y del documental, género que antes de ellos estaba relegado a los cineclubes y no tenía espacios en el cine comercial

Con estas credenciales, Cuarón ya tiene todos los méritos para que le den  la dirección de una película de enorme presupuesto, invertido sobre todo en cientos de profesionales del diseño de arte: Harry Potter y el Prisionero de Azkaban, donde no cuenta con la fotografía de Lubezky, pero donde confirma a la Warner Bross que es un director al que se le puede confiar el más alto presupuesto y no va a defraudar.

Así llega 2006, cuando Cuarón dirige una de las historias de París Je te Aime y la historia  de ficción futurista Hijos de los Hombres, con la fotografía de Lubezky, y donde al igual que en sus películas anteriores los lazos de la amistad y la familia son  tema de fondo.

Entre 2006 y 2013, no hay una gran producción para Alfonso Cuarón, pero estos siete años de relativa ausencia van a quedar plenamente justificados con Gravedad, insistimos, una obra maestra.

Desde la selección del reparto: George Clooney y Sandra Bullock son personas conocidas más allá de la actuación como buenos seres humanos. Una gran parte de la película ni siquiera vamos a ver su rostro, pero esto no impide que hagan personalmente su trabajo, tendidos de cables para simular las condiciones de ingravidez.

Si hay alguien que merezca los premios de este año a la mejor actriz es Bullock cuyo trabajo físico es impresionante, además que nos ha regalado el strip tease más impresionante de la historia del Cine desde que Jamie Lee Curtis se desnudó para Cámeron en Mentiras Verdaderas (Tru Lies), o al menos desde que Jane Fonda se desnudó en Barbarella

Por estos días se ha hablado mucho de que la selección de fútbol de Estados Unidos ha salvado a México para que no quede fuera del Mundial, pero no se ha dicho que la película del mexicano Cuarón se había mantenido las tres primeras semanas como la más vista en Estados Unidos, a pesar de que no se estrenó en temporada vacacional

Gravedad, hay que decirlo también, es una película que justifica el 3 D. Hay una escena verdaderamente de antología cuando vemos el rostro de Sandra Bullock deformado como un lente de cámara de pescado, que no es otra cosa que una lágrima de impotencia.

No faltarán los críticos que digan que Gravedad es una cinta llena de lugares comunes. A ellos este reportero les respondería que para eso es también el cine, para darnos grandes esperanzas, para convertirnos en príncipes de nuestras vidas, sin importar la adversidad, y para recordarnos que todo lo bueno y lo malo es porque somos hijos del hombre.

No puedo recordar ni encontrar un cuento, casi seguro estoy que era de Asimov, que tiene la misma premisa de Gravedad, una nave espacial golpeada por un fragmento de cometa. El tanque de combustible se ha perdido, pero uno de los astronautas tiene una idea cuando todos se dan por muertos, dejar escapar el agua potable y usarla como propulsor.

Quede entonces este lapsus como pretexto para que si alguno de nuestros lectores nos puede recordar de que historia se trata, lo comparta con nosotros. El sentido de citar este cuento es que Asimov también usa fundamentos científicos para hacernos sentir que sólo cuando se pierde la esperanza, cuando se deja de luchar, el hombre perece.

¿Esto es usar lugares comunes? Si la literatura, el arte o el cine no tienen como fin último hacer que la vida sea mejor, para siempre, o aunque sea por los 91 minutos que dura la obra maestra Gravedad, de Emmanuel Lubezky, Alfonso y Jonás Cuarón, entonces el cine, el arte o la literatura en realidad no sirven para nada.

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