Dr. No y la zaga Bond



La primera de las seis películas de James Bond filmadas en la década del sesenta y por supuesto de las más de 15 que se habían rodado antes de 2007, es Doctor No, en donde se definieron algunas de las características que habrían de acompañar al personaje durante los primeros cuarenta años: La entrevista con “M”, el jefe de los espías; los coqueteos con Moneypenny; la seducción de exóticas, extrañas pero monumentales mujeres y el caos precedente a la escena final, con todos los asistentes de los malos tratando de escapar en medio de explosiones más estruendosas que el estallido de un volcán.

Cuando acudimos al videoclub y no podemos decidirnos por algo, una buena opción son las películas de Bond, donde con la precisión de una franquicia podemos encontrar a no dudarlo mujeres espectaculares y al menos un galán (el protagonista), artefactos tecnológicos, una espectacular aunque no siempre creíble persecución y una sugerente y casi siempre satisfactoria escena de amor.

En Dr. No están presentes casi todos esos elementos, aunque le falta la visita a “Q” el responsable del desarrollo tecnológico encargado de los artefactos que habrá de usar única y exclusivamente en una película, porque en la siguiente de la serie ya serán obsoletos.

Incluso hay algunos detalles que superan el guión de Dr. No, en comparación con el de otras películas de la zaga, por ejemplo, la larga introducción en Jamaica antes de que conozcamos al 007.

Otros dos módulos fundamentales son la música y animación de los créditos de apertura, elementos coordinados en una armoniosa edición, que representan un reto cada vez más interesante para los creativos de esta secuencia clásica de la identidad de los filmes Bond.

De manera que si la película de su interés no está en el anaquel, en la sección de clásicos, aventura o espías, es muy probable que encuentre Dr. No, o en su defecto Operación Trueno, Desde Rusia con Amor, Goldfinger y Los Diamantes son Eternos, si usted cree que Sean Connery es el mejor 007. Algo más difícil es hallar Al Servicio Secreto de su Majestad, con el australiano George Lazemby.

Si prefiere un BOND con mejor sentido del humor, Moore es la elección preferida en La Espía que Me Amó, Octopussy y Moon Raker. El prototipo de galán cambia con Timothy Dalton en Licencia para Matar, vuelve el humor con Pierce Brosnan en la década del 90 Licencia Para Matar y El Mundo No Basta y otra vez se pone oscuro en Casino Royale.

No están todas pero seguramente sí las más representativas. Así que ya tiene para elegir.

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