Mad Men, Halt and Catch Fire, dos décadas, dos alocadas profesiones

Hombre locos al extremo, locos de atar, locos furiosos. Esas serían algunas de las traducciones posibles para Mad Men. Si fuera sólo Crazy Men, serían más bien hombres alocados, chiflados, ocurrentes. Cualquiera que sea la traducción se ajusta muy bien para describir a los creativos, pero sobre todo a los originales, a los inventores de la publicidad en medios electrónicos, a los máximos innovadores de la mercadotecnia impresa, justamente  de los que trata esta magnífica serie ganadora de cuatro globos de oro, ambientada en la séxta década del Siglo XX y hasta 1971.
 
Halt and Catch Fire, sería algo así como ¡Alto y Atrapa el Fuego! En el lenguaje de la computación los "muros de fuego" son las barreras que atrapan los virus, o las intromisiones del exterior. Esta serie es pues, acerca de los desarrolladores de las computadoras. Lo que en ambas se cuenta nos toca muy cercanamente a quienes pasamos de los 50 años en  la segunda década del Siglo XXI.
 
Entre 2007 y 2015, Mad Men revivió para la pantalla la contienda por la presidencia entre Nixon y Kennedy; el asesinato del Presidente Católico; la llegada del Hombre a la luna; la fascinación por las drogas y la sicodelia; la atracción de algunos jóvenes por la guerra de Vietnam y el rechazo de otros. Lo hizo al mismo tiempo que nos explicó que Nabisco, la famosa marca de galletas, significa National Biscuit Company, nos mostró que antes de los videos en cartuchos, la fascinación era el Carrusel fotográfico de Kodak y como, casi nadie, en cualquier actividad creativa, podía prescindir de docenas de cigarros.
 
Por su parte Halt and Catch Fire también nos habla de marcas, pero todas tecnológicas: Compaq, Xerox, Nintendo, Apple, IBM y las calculadoras de Texas Instruments; sin embargo, mientras que en una época todo era glamour, bellísimas damas y autos carísimos para aparentar cosas que no siempre existían, dos décadas más tarde los que iban a ser creadores de empresas multimillonarias hacían  las cosas por si mismos, desde soldar chips, hasta programar videojuegos o crear lenguajes y sistemas de arranque. Eran los "nerds", los incapaces de socializar, farmacodependientes, comedores de pizza y bebedores de enormes cantidades de soda con mucho, mucho gas carbónico.
 
 
 
 
 
Tanto en Mad Men como en Halt and Catch Fire, hay un fuerte contraste entre la vida profesional y la personal de los personajes;  en la primera se lograron programas que son una verdadera obra de arte, guiones con una belleza literaria de la calidad de Shakespeare, mujeres esculturales y una fotografía con claroscuros de fantasía...y melancolía; el diseño de producción, soberbio, mostrándonos oficinas y departamentos amplísimos, haciéndonos añorar épocas sin hacinamientos.
 
La música ¡ah, la música! merece un capitulo aparte. No solo nos sumerge completamente en la década de los sesentas, también nos da contrapuntos emocionales fantásticos. Un ejemplo: cuando la suegra de Quebec vacía el departamento de su yerno en Nueva York y este regresa y ve desolado lo que ha sido su hábitat por varios años, empieza a sonar la pegajosa canción C'est si bon,
De partir n'importe où..
 
El capítulo 92,  que cuenta la crisis de un hombre millonario y exitoso al que nada le sale bien en el amor, termina con una sonrisa y un comercial. Es el final menos explícito y el más hermoso que haya existido  para una serie de televisión ¿Por qué? porque depende fundamentalmente de la inteligencia y la sensibilidad del espectador.
 
Mientras tanto Halt and Catch Fire, mucho menos estética, en favor del realismo, nos recuerda que no están nada lejos en nuestro pasado los discos magnéticos flexibles, los monitores monocromáticos y los "chatsrooms" que antecedieron a Facebook en la creación de comunidades virtuales.
 
El retrato de los monitores desde antes que existieran las "Windows",  ventanas a múltiples accesos, y el peso de los armatostes que todavía no acababan de sustituir a las máquinas de escribir eléctricas, serán también nuestro recuerdo de como  fuimos haciéndos dependientes de la tecnología antes de convertirnos en esclavos de ella, como ocurre ahora con los adictos a las selfies y los teléfonos celulares que cuentan cada uno de nuestros pasos, saben que páginas abrimos y el contenido exacto de las palabras que dirigimos a las personas que amamos. Todo esto también porque debemos instalar antivirus gratuitos para evitar que estropeen nuestros aparatos, creyendo que no nos cuestan nada...nada más que la entrega a desconocidos de nuestros deseos más oscuros y sentimientos.
 
Halt and Catch Fire nos cuenta también  como creamos un muro de fuego para sentirnos protegidos, ignorando que nos estábamos quedando adentro.
 
 
 

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