Las películas de Steven Spielberg, de la peor a la mejor, según Vanity Fair

Notas del editor de Cartelera DVD: Aunque con comentarios que nos parecen "hembristas", este es sin duda un buen trabajo de Vanity Fair México sobre el más amado director de cine de nuestra generación, Steven Spielberg.
Valdría la pena poner juntas La Lista de Shindler y Munich pues si la primera habla, como dice la reseña, de una de las mayores vergüenzas en la historia de la humanidad (en realidad murieron más millones de polacos que de judíos en la II Guerra Mundial) la segunda trata con mucho valor de las injusticias que se cometen al pretender el ojo por ojo, diente por diente, asesinando a inocentes

Ningún director ha llevado de la mano a tantos millones de espectadores a vivir aventuras tan emocionantes, llenas de buenas personas, niños que sufren porque nadie les hace caso y monstruos que solo quieren que les dejen en paz. Ningún otro director ha hecho tantas veces películas que no se parecían a nada que hubiéramos visto antes, gracias a una visión única y a la determinación de trasladar sus sueños a la pantalla para compartirlos, sin ponerle nunca límites a la imaginación ni al presupuesto. Su nervio se ha relajado a lo largo de los años, pero su filmografía es la columna vertebral de las fantasías de espectadores entre 0 y 99 años. Empecemos por las que hizo sin ganas y acabemos con esas películas que cambiaron el cine para siempre.
28. Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal
Un Indiana Jones cansado de correr delante de los nazis y sin hogar al que regresar choca con la obsesión de Spielberg de darle al público lo que cree que quiere. Suele acertar. Esta vez no. A Indy no le habría venido nada mal beber el cáliz de la eterna juventud, pues tanto a él como a Spielberg les faltaban agallas. No todo puede solucionarse con monos.
27. 1941
Steven quería hacer un drama sobre la II Guerra Mundial y el público lo recibió como una comedia. Durante el rodaje, se planteó convertirla en musical. No podía salir bien. Primera y última vez que Spielberg dejó escenas en manos de sus ayudantes.
26. Always
El cine de los 80 envejece mal, pero ésta ya estaba pasada de moda cuando se estrenó. Nuevo relato en la II Guerra Mundial, nuevo caos de géneros y personajes. Hay quien la reivindica, pero es por la obsesión que hay en las redes sociales por ser original. Es una película difusa, una de las pocas en las que Spielberg no parece saber qué quiere contar.
25. Amistad
En 1997 quiso repetir la fórmula "drama histórico + peli de dinosaurios" y se convirtió en una parodia de sí mismo. Discursos solemnes, ganas de darnos una lección y cambiar el mundo en 150 minutos eternos cuya única emoción es ver a Anna Paquin interpretando a Isabel II (la española) como si fuese Lindsay Lohan en Mean girls.
24. Loca evasión
Cualquier película con Goldie Hawn es mejor que una película sin Goldie Hawn, y aquí aún tenía su cara biológica (que era un cruce entre Kate Hudson y Emma Bunton). Pertenece al subgénero "delincuentes con el corazón de oro" que inspiró Thelma y Louise y retrata el poder masivo de los medios, un tema recurrente en los 70. Luego el cine decidió centrarse en coches chocándose con puestos de fruta.
23. Indiana Jones y el Templo de la Perdición
Steven soñaba con hacer un musical y una de James Bond, y como era el rey del mundo hace las dos cosas en la primera secuencia. Luego Indy conduce todos los métodos de transporte posibles alrededor del mundo entero, y al final se acuerda de que le faltaba un carro de minería. La película estaría más arriba si Kate Capshaw hiciese algo más que gritar como una enajenada y excitarse cuando la tratan como a un escombro.

22. El mundo perdido (Jurassic Park)
Del mismo modo que su pasión como contador de historias es contagiosa, a Steven se le nota demasiado cuando hace algo sin ganas. Más grande, más ruido y menos alma. Solo le parecerá buena si ve la tres antes.
21. Hook (El capitán Garfio)
Un circo histérico con lo peor del cine de los 80 y lo peor de los 90, incluyendo un Robin Williams que lo interpretaba todo exactamente igual. Steven dijo que nunca volvería a trabajar con Julia Roberts. No sería el primero ni el último. Recordamos Hook entrañable porque la vimos con 5 años, pero es mejor no volver a verla.
20. La terminal
Spielberg se maneja mejor con conceptos ambiciosos que con dramas intimistas, siendo ésta la única película de su filmografía que podría haber dirigido cualquiera. Y Catherine Zeta-Jones es incapaz de tener química con nada que no sea su propio ego.
19. War Horse
Clásico ejemplo de "es que es muy bonita", frase universal para el cine con buena fotografía. El problema es que "bonita" es todo lo que es, olvidable y vista mil veces antes. Habría sido relevante en 1985.
18. El imperio del sol
Es a la vez una metáfora sobre la pérdida de la inocencia de un niño y una crónica de la pérdida de la inocencia de la raza humana. Cualquier espectador medio la detesta, pero los fans de Spielberg siempre la reivindican como uno de sus mejores trabajos. Spielberg también lo cree. Visualmente extravagante y conceptualmente ambiciosa, su tono eufórico puede resultar incómodo.
17. Las aventuras de Tintín: El secreto del unicornio
Un sueño hecho realidad que habría dado lugar a una asombrosa franquicia de no ser por el error de base de su promoción: asumió que los gringos sabían quién es Tintín y entendían el acontecimiento. No sucedió, y el taquillazo internacional no sirvió para promover secuelas. Nos la debían, tras el fracaso en Europa de El Grinch. Una pena, era un gran espectáculo clásico, excesivo e imaginativo.
16. Lincoln
Perfecto ejemplo de la habitual lucha interior de cualquier espectador: mientras uno ve Lincoln sabe que es una gran película, necesaria históricamente y hermosamente elaborada. Day-Lewis está soberbio como líder del progreso de la civilización y la fotografía capta hasta el polvo en el aire. Pero si me ponen una pistola a mano tardaré tres monólogos ceremoniosos en morder el cañón y apretar el gatillo para acabar con semejante tostón.
15. Duelo
Curioso ejercicio cinematográfico que ya mostraba las preocupaciones de Spielberg: los planos detalle deben dar información al espectador y cualquier cosa puede tener sentimientos. En este caso, instintos asesinos. Oficialmente no hay máquina que no haya intentado matar a un humano en el cine. (Nota del Editor: falso de toda falsedad, como dicen los abogados, no es una máquina la que intenta matar al apocado conductor del automóvil, quien sufre un problema familiar por no haber sabido defender a su esposa del acoso de un gañán. De hecho esta película realizada para la televisión es la primera gran cinta de Spielberg después de dirigir capítulos para series de culto)
14. A.I. Inteligencia Artificial
Niños, futuros distópicos por culpa de la arrogancia tecnológica del ser humano y la luna bien grande. Tres cosas que a Spielberg le vuelven loco. Una tragedia emocionante sobre el amor en tiempos de maquinaria industrial, con un Haley Joel Osment como Pinocho que parecía destinado al éxito. Pero a lo único que estaba destinado era a ser "cliente del mes" en Kentuky Fried Chicken.
13. Munich
Por fin un drama histórico que además explota la capacidad de Spielberg para rodar escenas de acción llenas de tensión, pero en las que se ve muy claro todo lo que está pasando. Le faltan personajes memorables, pero él quería contar la historia de hombres corrientes convertidos en mártires.
12. La guerra de los mundos
Tras hundir la carrera de Haley Joel Osment, Steven fue a por Dakota Fanning. Una lección de cine espectáculo que lograba meternos de lleno en la angustiosa invasión y a la vez querer aplaudir con cada nueva explosión. Nadie consigue eso como Spielberg.
11. Encuentros cercanos del tercer tipo
¿Recuerdan cómo tras el éxito de Lost todas las series planteaban impactantes misterios como cebo para inquietarnos? Pues Spielberg ya lo hizo antes, con esos aviones y barcos del pasado reapareciendo en medio de la nada. Encuentros cercanos del tercer tipo quiere ser a la vez un drama íntimo de personajes y una película-evento, y construye una expectativa que se frustra a sí misma constantemente saltando de una trama a otra. Tras media docena de falsos finales, el protagonista prefiere abandonar a su familia antes que volver a esa casa hecha una pocilga. Representa como pocas, eso sí, una de las claves del cine de Spielberg: personas ordinarias a las que les pasan cosas extraordinarias. Sin traumas, sin grandes aspiraciones, sin trabajos desafiantes.
10. Minority Report
Cruise parecía su actor fetiche hasta que se pasó la promoción de La guerra de los mundos saltando encima de sofás y a Steven no le hizo ninguna gracia. Sentido del humor no es que tenga. Él solo quiere darnos espectáculo, como esta aventura entretenidísima que era de color azul de principio a fin. Modas del cine. Una persecución futurista, pero clásica, perteneciente a aquella saga de "gente huyendo" que le obsesionó en distintas formas y temáticas a principios de los 2000 (Inteligencia artificial, Atrápame si puedes, La guerra de los mundos).
9. Atrápame si puedes
DiCaprio salió tan escaldado de La playa que pensó "yo no vuelvo a trabajar con amateurs", y hasta hoy. Una comedia ligera, pero impecable que homenajea un pensamiento clásico americano: si hay que ser un crápula, al menos hay que hacerlo con gracia. El germen de El lobo de Wall Street se gestó aquí.
8. En busca del arca perdida
Una de las más cautivadoras presentaciones de personaje del cine. Indy hacía lo que le daba la gana, y Spielberg también. Un homenaje a las aventuras exóticas, la comedia de sexos y la serie b en la que Harrison Ford era tan marido, yerno, héroe y mejor amigo que ni nos damos cuenta que si sacas a Indiana del tercer acto al película sería exactamente igual.
7. Rescatando al soldado Ryan
Un fenómeno de taquilla impensable hoy en día, gracias a que el angustioso y visceral plano secuencia del desembarco de Normandía salía hasta en las noticias. No se hablaba de otra cosa, y esos 20 minutos de insoportable crueldad son tan poderosos que olvidamos que es una película. Es una experiencia, y Spielberg lo sabía. Por fin acertaba con una historia de la II Guerra Mundial, centrándose en los seres humanos detrás de las cifras. El Óscar a Mejor Película parecía tan claro que lo presentó Harrison Ford, visiblemente desganado al tener que leer Shakespeare in Love. Si Steven no hubiera hecho famosa aGwyneth Paltrow en Hook esto no habría pasado.
6. Indiana Jones y la última cruzada
Indy y su padre se conocen tan poco que sus hazañas resultan una aventura de colegas que hasta se pasan mujeres el uno al otro. Es la parte mala de que ser el hijo de Sean Connery, un imán para las mujeres, pero letal con las gaviotas. La película es trepidante y la más divertida de la saga, con una heroína que por fin hace cosas: ser una perra ambiciosa, traicionar a hombres que son claramente los buenos y utilizar el sexo como arma. Debe de ser delicioso estar casada con Steven.
5. El color púrpura

En 1985 que el director más comercial de la historia se propusiese hacer la película definitiva sobre la esclavitud (él solo rueda dramas históricos si son la película definitiva de algo) era tan delirante como lo es hoy que la protagonizasen Whoopie Goldberg y Oprah Winfrey.
Su calado emocional es tan apabullante que consiguió 11 nominaciones al Óscar, y sus 11 derrotas siguen siendo un récord. A Steven ni siquiera le nominaron (como pasó con Tiburón), a pesar de que rompió con su costumbre de no incluir mujeres que hablan en sus películas.
Si juntamos los diálogos de todas las mujeres en el cine de Spielberg nos saldría una película más corta que Lincoln. En su obsesión por adaptarlo todo, Hollywood hizo un reboot llamado The Help en el que quedaba claro que 100 años después lo único que había cambiado de la esclavitud era el nombre.


4. Tiburón
Es un western, es terror, es una "buddy movie", es Moby Dick y es la razón por la que 40 años después nadie nada hasta la boya.
Cada plano de esta película es amenazante, logrando que (a falta de un tiburón mecánico que funcionase) directamente nos dé miedo el agua. El manejo de la tensión y el thriller psicológico nunca fueron tan básicos y por lo tanto efectivos como en Tiburón, con un rodaje desastroso que Spielberg salvó porque es el director más intuitivo de su generación.
En el fondo él siempre sabe lo que está haciendo.
3. Parque Jurásico
Está muy manido, pero hay que decirlo las veces que haga falta: Parque Jurásico representa todo lo que el cine comercial actual no tiene.
Quiere asombrarnos, aterrarnos, emocionarnos y sobre todo que nunca olvidemos la experiencia de asistir a un espectáculo que justifica la existencia del cine: llevarnos allí donde solo llega la imaginación de unos pocos.
Spielberg es uno de ellos, y quiere hacernos muy felices.
2. La lista de Schindler
Aunque ahora estemos hartos de ver dramas de judíos cada vez que un actor quiere un Óscar, era un tema demasiado delicado cuando se estrenó La lista de Schindler. Cada escena de la película respira solemnidad, desolación y frustración, consciente de que es una obra para la posteridad que trasciende las barreras del cine como arte.
La lista de Schindler es una deuda que el ser humano tenía consigo mismo, para preguntarle a la civilización cómo fue posible llegar a semejante escarnio contra sus propios hermanos y utilizando el poder masivo del cine para la narración de historias.
Los inevitables efectismos sentimentales llegan en momentos clave cuidadosamente planificados (la niña del abrigo rojo, Schindler lamentando no salvar a nadie más), para contrastar con la sobriedad del resto de la lúgubre crónica.
La lista de Schindler es más que una película, es un testimonio universal de la mayor vergüenza de la humanidad en el siglo XX.
1. E.T. El extraterrestre
Una parábola sobre la soledad infantil y el trauma del padre ausente (tema recurrente enSpielberg) llena de decisiones brillantes: convertirla en una aventura de fantasía para todos los públicos, censurar las apariciones de los adultos, crear vínculos afectivos puros entre el extraterrestre y los niños y culminar la huida final con un plano de una luna inmensa que se quedaría grabado en el corazón de varias generaciones de espectadores.
La comedia de enredo se equilibra con la tragedia de un niño que no puede soportar perder más seres queridos, alcanzando una peligrosa y sorprendente combinación de todos los géneros que, siendo algo que a Spielberg siempre se le ha dado bien, nunca ha removido tantas emociones entre el público.
Es ochentera e ingenua, pero no se avergüenza en ningún momento de ello, porque (como las películas más inolvidables) sabe que apela a sentimientos que todos los seres humanos hemos vivido e identificamos como nuestros sin esfuerzo.

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