Pepita Jiménez

Una novela clásica romántica de Juan Valera, Pepita Jiménez, adaptada al cine por Mauricio Magdaleno y Emilio Fernández se convirtió en la séptima dirigida por el célebre "Indio". La trama que ocurre en Andalucía, con una mayoría de actores españoles, excepto por el mexicanísimo Ricardo Montalbán, es quizá la película con el mejor duelo de espadas de la historia del cine mexicano.

 

Emilio Fernández, el mítico modelo del premio Oscar fue un militar mexicano que por azares de la postrevolución tuvo que emigrar a Hollywood.

 

Cuenta la leyenda que el ex presidente  Adolfo de la Huerta, uno de los más cultos y honrados presidentes que ha tenido México en el Siglo XX, y que fue uno de los organizadores de causas ciudadanas más conciliador con el Estado, fue quien animó a Emilio Fernández a aprender cine, con el argumento de que era la mejor herramienta inventada por el hombre para  difundir sus ideales.

 

Para esta cinta Emilio Fernández hizo equipo con el escritor tabasqueño Mauricio Magdaleno y con Ricardo Montalbán, quien también había empezado a lograr  éxito en Hollywood.

 

De Montalbán dice Internet Movies Data Base que fue el epítome de la elegancia, gracia y encanto latino

 

En Pepita Jiménez interpreta a un sacerdote, Luis Vargas, en sus últimas vacaciones del seminario antes de tomar los votos. Cuando llega a su pueblo todo mundo se encuentra borracho. Un criado le explica que es por la pena de que la mujer más hermosa de la comarca se va a casar con el agiotista del pueblo,  que según se dice en el propio filme presta con réditos del 30 por ciento anual (más o menos la cuarta parte de lo que cuesta en 2016 un préstamo de Crédito Familiar, filial de Bancomer)

 

La película cuenta con una extraordinaria dirección de actores. Pepita Jiménez es una de las últimas películas filmadas por la bella rubia Rosita Díaz Gimeno, una mujer que salió de España huyendo de la Guerra Civil y que se perdió para el arte  en Estados Unidos pues ya solo filmó otras dos películas después de 1946, El último Amor de Goya y El Canto de la Sirena.

 

Mucho más prolífica fue después la carrera de Montalbán quien nunca pidió la nacionalidad estadounidense ni renunció a la mexicana. Cuenta de él esta anécdota el arquitecto Ricardo Legorreta, A propósito de la versión de Hollywood sobre el estereotipo de los mexicanos, Montalbán  le pidió: Vamos a hacer una casa en Los Ángeles para demostrarles que no somos la arquitectura de adobe, techos de teja y vidrios dormidos.

 

La adaptación de 84 minutos de la novela, tiene enormes valores cinematográficos, las sombras de las cruces y los personajes de autoridad del fotógrafo Alex Philips, la oportuna inserción de versos de Gustavo Adolfo Becker, el contraste del personaje de Montalbán, un sacerdote excesivamente ingenuo, en  un momento y un latin lover, excelente espadachín y domador de potros, en otros.

 

Conmovedora actuación de Fortunio Buonanova, como don Pedro Vargas, padre del seminarista que despierta la ardiente pasión de Pepita. Aparecen también en el reparto la icónica actriz de las películas en blanco y negro de la época de oro, Consuelo Guerrero de Luna, como la tía; Carlos Orellana como el sacerdote local y Julio Villarreal en el papel del tío cura.

 

Sólo por el duelo de esgrima, valdría la pena ver esta película de Emilio Fernández, pero si además considera la escenografía y los diálogos conmovedores de la estupenda novela que sirvió de base, debida a la pluma de Juan Valera, es posible que usted la haga de sus favoritas del cine mexicano.

 

Para finalizar, una anécdota simpática.

 

Emilio Fernández se enamoró de la actriz Olivia de Havilland, aunque probablemente no la conoció personalmente. Su casa de Coyoacán, al sur de la Ciudad de México no tenía fácil acceso, por lo que solicitó se prolongara una calle, a la que llamó Dulce Olivia, esta es la razón de ese nombre atípico entre otras que llevan por nombre el de personajes de la historia mexicana como Tata Vasco, Ignacio Zaragoza y Melchor Ocampo